Creo que en realidad sólo nuestros ojos de amor obviaron, la posibilidad de que nuestro sobrino pudiera tener parálisis. Porque todo su cuerpo lo aparentaba.
Pero con amor de padres/tíos, eso no nos importó, independientemente de lo que neurológicamente suceda en su cuerpo, él debe a aprender a dar lo mejor de sí. (estamos haciendo los exámenes médicos respectivos)
Si pudieran haber visto su cuerpo el primer día, no tenía tono muscular en ninguna de sus extremidades, sus piernas parecían fideos, y solo podía subir un brazo, el otro quedaba a medio camino, su cabeza estaba siempre de lado y su boca abierta.
En pocas semanas de no estar vegetando en un coche, sus rodillas ahora son rodillas, ahora se puede poner de pie (a su manera, pero lo hace), ahora gatea realmente, porque al principio se arrastraba, ya puede alzar los dos brazitos de igual forma, puede sostener su cuerpo al estar sentado, cierra su boca y endereza su cabeza cuando lo corriges.
Definitivamente hemos necesitado la ayuda de personas con corazón para nuestro sobrino, como la fisioterapeuta, que lo pone a trabajar en su cuerpo y nos manda tarea para la casa.
Tenemos claro que el pasado de él será siempre su pasado, no podemos borrarlo, pero gracias a Dios es su pasado, aunque esté grabado para el resto de su vida en su memoria y en su cuerpo, es nuestro responsabilidad enseñarle que existe otro mundo un poco más colorido que el que conoce. No lo estamos salvando, ni rescatando, yo podría decir que sólo le “estamos sacudiendo las rodillas para que, se levante, se limpie la lágrimas y continúe su camino”