Les escribimos con un sinsabor, porque esta semana ha sido todo un reto para nuestro sobrino y para nosotros. Hemos sido enfrentados a la realidad más celular y cerebral del pequeño que tenemos a cargo.
Cuando nos capacitan para ser TIOS (papás de acogimiento) nos explican de la realidad genética y social impresa en estos niños, pero debo admitir que llegamos hasta a pensar “ay qué negativos si solo son niños”. (es probable que al terminar de leer este post, usted también piense lo mismo de nosotros) Pero cuando de repente después de 5 meses de dar una sobredosis de disciplina, estructura, amor y formación a nuestro sobrinos, te das cuenta que realmente SOMOS TAN DIFERENTES A ELLOS, queda poco espacio para la inocente esperanza.
Ustedes y nosotros hemos sido TAN bendecidos, sólo por el simple hecho que cuando cuando fuimos gestados, nacimos y crecimos siempre estuvo alguien a nuestro cargo, independientemente de nuestras historias, fuimos bendecidos con miles de contactos con personas que se preocupaban y sentían afecto auténtico por nosotros.
¿qué pasaría si del todo eliminamos esos tipos de contactos, afectos y cuidados? Incluso si aparte de esas carencias, agregamos agresión, abuso y negligencia. ¿qué tan quebrado podría estar tu existencia? ¿podría el amor, unos juguetes y comida repararlo? Cualquier familia de acogimiento tiene la esperanza que sí.
Pero les recuerdo el transtorno que viven estos niños, TRANSTORNO DE APEGO REACTIVO:
“Debido a las pocas conexiones neurológicas y afectivas del individuo durante la gestación o en su ambiente social, incluso por transferencia genética, se puede desarrollar este tipo de trastorno lo que hace que el niño se relacione de maneras poco saludables para sí y para su entorno. Este trastorno genera los siguientes efectos:
– Incapacidad de asumir causa-efecto. Por ejemplo: después de haberse comido todo el plato podrá exigir que se le de más comida porque su plato está vació. Porque no es capaz de reconocer que él se comió toda su comida.
– Falta de sentimiento de remordimiento o arrepentimiento. Por ejemplo: no se generan emociones de tristeza por lastimar a alguien o algo.
– Negación de responsabilidad. Siempre algo o alguien es responsable de lo que en realidad ellos son responsables. Por ejemplo: siempre dicen se quebró, se callo, lo quebraron, lo botaste. Pero no se reconoce su acción de: LO QUEBRE, porque en su cabeza realmente creen que no lo hicieron.
– Inhabilidad de sentir (cariño o alegría) de forma genuina. Por ejemplo: las acciones de cariño demostradas no son espontáneas, son lecturas del comportamiento del adulto, que se usan a conveniencia del niño, para generar la respuesta del adulto que el niño desea. Las risas son fingidas o imitadas por las condiciones del entorno.
– No se vinculan emocionalmente. Por ejemplo: lo que hacen es LEER lo que al adulto le molesta, le gusta, o le está pidiendo para calcular y escoger en qué momento usarlo.
¿ya nos comprenden cuando les decimos que tenemos un sinsabor en el alma? Porque estaríamos describiendo a un futuro delicuente o sociopata. Créanos que nosotros también sabemos las frases preestablecidas que ustedes deben tener en la mente como “al amor siempre triunfa sobre odio”, “la esperanza es lo último que se pierde”, “los niños son inocentes y no son conscientes de esas cosas, ellos no entienden, son almas buenas”
Créanos que por nuestra cabeza también rondan esas frases, pero se derrumban cada vez que vemos a nuestro sobrino, pero cuando realmente LO VEMOS, y reconocemos quien es. Cuando está en crisis, gritándolos “hijueputas,hijueputas,hijueputas” (por tres horas seguidas), cuando luego se convierte en el mejor actor de Hollywood, con todas las frases que ha registrado que nos gusta para volver a conseguir nuestra buena voluntad como “qué buena eres tu tía, qué casa más bonita, qué cortinas más bonitas, ¿recojo los juguetes ya?” Incluso hasta hace cosas que le hemos pedido por 5 meses y dice: ¿mira tía ya aprendí a pararme bien? ¿tía lo dije como te gusta?
El mecanismo más usado por nuestro sobrino es el drama. Pero les estamos hablamos del drama más drama nunca antes visto. No de cucharas que hacen los bebés o sollozos, sino de una actuación digna de película dramática. ¿cómo sabemos que es drama? Porque justo cuando suena el teléfono el deja de hacerlo para poner atención, cuando hablamos entre los tíos grita más duro o hace drama más bajito para poder escuchar, ha llegado al punto de asumir posturas de paralítico como las que tenía hace 5 meses para según él generarnos lástima. (porque ya el no tiene esas posturas)
Hemos trabajado DEMASIADO en este tema del drama, porque para nosotros es de los más preocupantes. Para nosotros el drama es “actuar como si todo estuviera mal cuando todo está bien”. Nuestro sobrino aprendió a hacer drama y a generar lástima como forma de conseguir atención, en su pasado pudo haber funcionado para pedir dinero en semáforos, para que le dieran de comer o atención.
Pero en su presente lo usa porque quiere ver otro canal, porque se quiere quedar jugando, porque quiero jugo y no fresco, porque quiere hacer pipi en el inodoro de arriba y no en el de abajo, y eso es INACEPTABLE, porque ahora todo ESTA MUCHO MEJOR QUE LO QUE ESTABA ANTES. ¿entonces porqué drama? Esa mente brillante que registra tanta información debe aprender a registrarla para el BIEN y no para el MAL.
¿y como hacemos eso? Esa mente está codificada para no sentir, ¿cómo hacemos para que escoga el bien sobre el mal? Si cualquiera de las dos le daría lo mismo. ¿los juguetes, el consentimiento, los chineos podrían llenar esos vacíos? De ser así tendríamos Santos en los albergues después de cada navidad que los llenan de juguetes, fiestas y atención.
Ellos necesitan rutinas, estructura, consecuencia, atención positiva y una sobredosis de disciplina, casi militarizada y constante, y es ahí cuando NOSOTROS debemos dejar el drama de lado, las frases trilladas, y reconocer nuestra responsabilidad incluso hasta nuestra incapacidad dentro de esta realidad.