¿Pueden creer que ya nuestro sobrino tiene 2 meses de estar con nosotros? ¡Dios es bueno! Dos meses de milagros.
El tiempo no nos sobra, pero reflexionamos mucho y filosofamos de la vida, nuestro sobrino nos lleva a ese tipo de “meditación” constante.
Resulta que esta tía-teacher ha iniciado su “home school” con temas como colores, contar y valores, y nos encanta. Tenemos casi superado el color rojo y esta semana iniciamos con el color azul.
La semana anterior que conocimos el color rojo, llenamos un globo de bodoquitos para trabajar esa motora fina de sus pequeñas manitas. Al finalizar su actividad la tía regalo un globo inflado rojo, y el chiquitín estaba feliz. Después de 30 segundos de jugar con él, se explotó. Entonces se puso triste y empezó a exigir que le diera otro y quería buscar dentro de la bolsa de mi short más globos (como si ahí estuviera la fabrica)
Entonces mi mente empezó a reflexionar de cómo en la vida de adultos perdemos cosas que eran muy valiosas para nosotros (un novio, un esposo, un hijo, un trabajo, una amiga, una mascota, nuestros padres, la comodidad, la seguridad, un sueño), y sufrimos y casi que le exigimos a la vida que nos devuelva lo que perdimos.
No me quejo de la forma en que nos educaron, pero estos tíos consideramos que definitivamente NO nos educaron para la vida. Nos educaron para el “rato”. Hasta ahora de adultos estamos aprendiendo que cosas o personas muy valiosas pueden estar un día, y el otro no, hasta ahora estamos aprendiendo que tenemos derecho a estar tristes o enojados, pero que ni el enojo ni las lágrimas devuelven lo perdido, hasta ahora estamos aprendiendo que nuestra tristeza, enojo o ira nadie la tiene que entender y sólo nosotros podemos hacer algo para cambiar esas emociones por sentimientos edificantes, hasta ahora de adultos estamos aprendiendo a disfrutar las cosas que tenemos en vez de sólo pensar en lo que perdimos o no tenemos aún.
Probablemente lo más fácil hubiera sido volver a inflar un globo a mi sobrino, pero le expliqué que entendía su tristeza pero que el globo que se había explotado ya no volvería, y que debíamos estar agradecidos por el tiempo corto que lo tuvimos.
¿muy profundo para un niño? Definitivamente, pero ¿cuántas veces en su vida de adultos las cosas que hemos perdido han vuelto a aparecer sólo por la tristeza de recuperarlas?
Vivimos por unos minutos el dolor del globo explotado, y lo despedimos en el basurero, luego seguimos con las siguientes actividades que tenía el día para nosotros.
Solo por curiosidad, ¿cuántos globos se te han explotado en la vida? Por lo cuales no estas agradecido de haberlo tenido y solo piensas en el hecho que ya no está.
Dios no nos prometió que “ningún globo se nos explotaría” nos prometió que estaría con nosotros durante todo tiempo, mientras esperamos que nos inflen el globo, mientras disfrutamos el globo, mientras sufrimos cuando explota, mientras nos despedimos del globo, y mientras seguimos adelante. SIEMPRE.